Vivimos cuando menos en dos universos. El mundo de los
sentidos, que es el ego y el mundo del misterio. La oración hace posible que
estos dos mundos se vinculen.
La oración puede ser útil y sofisticada o clara y simple…Permanecer en contacto con presencias invisibles es seguir el impulso de
reunirme con alguien que está del otro lado.
Cuando buscamos a Dios podemos avanzar a tientas por el
camino. Andar a tientas nos libera de querer entenderlo todo, como en todas las
cuestiones de la religión no existen certezas ni definiciones acabadas.Podemos rezar incluso
dudando.
Nos aproximamos a los misterios pero no los conquistamos
Fuente: El cuidado del Alma de Thomas Moore.
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